Vimos a James Blake en directo hace justo un año, en el NOS Alive’15, a una hora demasiado mala para tanto intimismo (de hecho, su show me ‘estropeó’ el cuerpo para el resto de la noche) y en un espacio (la carpa grande) demasiado amplio y con un público demasiado apresurado (con ser portugueses en su mayoría) para tanto ensimismamiento.
La impresión (la inmediata y la consecuente) que sacas de verlo es doble: aprecias enseguida que este tío es un pedazo de artista que cree absolutamente en lo que hace y, también, que tiene un producto muy concreto y con muy poco recorrido, pues, en cuanto cambie cuatro matices -que tendrá que cambiar o morirse de un ataque de mismidad-, perderá su esencia, será otra cosa y/o ya no será.
James Blake es un prisionero de James Blake y, de momento, este ‘The Colour in Anything’ no demuestra que le pesen las paredes de su prisión. El disco -sin ser, desde luego, tan bueno como ‘Overgrown’ y probablemente demasiado largo- es correcto, excelente a ratos (‘Radio Silence’, ‘I Need a Forest Fire’, ‘Choose Me’, ‘Points’) y deja, por supuesto, más que satisfecho al oyente, al que ya conoce a Blake y también podrá seducir -quizá porque es más accesible que el anterior- a quien se estrene con él.
Con todo, no es este disco una exacta continuidad del universo de ‘Overgrown’. Hay algún cambio y cierta evolución, pero sin salirse ni un milímetro del ‘paraguas Blake’. Y hay un cierto basculamiento hacia los tonos más soul (no en vano firma junto a Frank Ocean un par de temas) y un no disimulado homenaje al pasado (¿remoto?) de la música electrónica, con momentos que recuerdan a Eurythmics, a la primera Björk y hasta a Moby cuando se pone (un poquito) machacón con los samples.