Sabida es la inefable habilidad de los distribuidores cinematográficos españoles para retitular muchas películas, pero estando todavía en la memoria de muchos aquel spot genial del Renault Clío, es, en este caso, particularmente inconcebible el cambio de nombre de esta biopic de James Brown. En fin.
Basada en una sucesión de cuadros de la vida de el padrino del soul que se van sucediendo hacia el pasado al comienzo del metraje, para luego cambiar su sentido al convencional durante el resto del film, Get on Up trata de mostrarnos, por un lado, algunos momentos clave de la existencia de Brown, mientras que, por otro, en un arco que abarca toda la narración, pretende que encontremos un sentido, si no a la entera existencia del artista, sí a su mantenido afán por convertirse en una de las figuras más icónicas de la cultura popular de la segunda mitad del siglo XX, y también del precio que pagó e hizo que otros pagaran por conseguirlo.
Es posible que este objetivo se logre a medias y que, además, a un espectador no familiarizado con la figura de the soul general, las continuas y muchas veces abruptas elipsis despisten y -peor- lo saquen del relato, pero todo esto, en esencia, viene de forma algo sorprendente a importar bien poco, porque el plato principal de cualquier película biográfica, que es ver en todo su esplendor y toda su miseria (si la hubiere) al retratado, se sirve con abundancia, con guarnición y posibilidad de repetir. Y es que el ingrediente fundamental del espectáculo se llama Chadwick Boseman, actor encargado de encarnar -y de qué manera- a Brown, quien consigue, apenas ya en las primeras escenas musicales, meterse en la piel del personaje de una manera tan mimética, calculada, excepcional y esplendorosa, que lo único que sensatamente se puede hacer a partir de esos momentos y a todo lo largo de la película es dejarse llevar, emocionarse y disfrutar como un niño con la función (que a eso se va al cine, me parece).
La ambientación que muestra los Estados Unidos desde antes de la Segunda Guerra Mundial hasta los años 90 es perfecta, como no podría ser de otra manera de la mano del director de The Help, la puesta en escena del show de James Brown a lo largo de los años está verdaderamente cuidada y es fastuosa y, finalmente, el elenco de actores que arropa a Boseman (Dan Aykroyd, Viola Davis, Craig Robinson, Jill Scott…) es extraordinario y en él es necesario destacar a Nelsan Ellis, contapunto de Brown-Boseman en la soberbia y contenida encarnación de Bobby Bird, descubridor, amigo, casi sirviente y finalmente maestro de ceremonias de las actuaciones de Mr. Dynamite.