Whitney Rose

Haberte criado en el bar de tus abuelos junto a una jukebox que no conocía discos nuevos desde los años 70 tiene que tener algo bueno y eso es lo que se transparenta entre las canciones del segundo trabajo de la canadiense Whitney Rose. Ese algo es lo que también advirtieron los Mavericks para llevarse a la chica de gira hace un año y para que ellos y especialmente su cantante y líder, Raul Malo, se implicaran hasta el fondo en la producción en Nashville de este ‘Rule 62’.

El disco puede entenderse como un ejercicio de retro-country en cuanto nos encontramos con los dos primeros cortes y advertimos que Whitney no disimula el parecido de su voz con la de Patsy Cline, pero a partir de ‘Better To My Baby’, el tercer tema, la cosa empieza a distinguirse, a crecer y a mejorar, hasta el punto de que esa canción y otras cuatro o cinco que vienen pueden considerarse hits potenciales. Como le pasa a la cuarta, ‘You Never Cross My Mind’, un dúo junto a Malo, con la steel guitar de Chris Scruggs y una guitarra acústica que parece una mantita cálida. Aunque para dueto, hit y mantita, ‘You Don’t Scare Me’, una golosina sixtie verdaderamente exquisita.

Pero no se han acabado las sorpresas, con ‘Can’t Stop Shakin’ el disco traza una buena curva para adentrarse en el soul y el r’n’b con un toque sexy a lo Nancy Sinatra; y con ‘Tied To The Wheel’ volvemos al dúo, esta vez con acordeones tex-mex, para darnos otra grandísima canción; como lo es la siguiente, ‘Trucker’s Funeral’, un tema -obviamente- de carretera que podía haber haber firmado perfectamente Willie Nelson.

La recta final de ‘Rule 62’ la componen tres canciones muy distintas: ‘Wake Me In Wyoming’ es un tema vaquero con un soberbio violín a cargo de Aaron Till; ‘You’re A Mess’ es una nueva y estupenda y divertida vuelta a los sonidos sixties que podía firmar cualquier diva de la época; y la traca final es un rock and roll vaquero, puro jugo honky tonk, ‘Time To Cry’, que no puede dejar el pabellón más alto. Bravo, Whitney.

por El Poleo