Ripley Johnson tiene bajo esta Rose City Band un proyecto paralelo (o tercera vía) al de sus bandas habituales, que son Wooden Shjips y Moon Duo, y, si estas, con sus diferencias, podrían etiquetarse como psicodélicas, la RCB bebe más de los clásicos del country-rock de los años 60 y 70. Así, cualquier oyente avisado reconocerá pasajes y modos que le recordarán otros similares de los Flying Burrito Brothers, The Byrds, Crosby, Still & Nash o los Allman Brothers, es decir, se sentirá cómodo y ni Johnson ni su colaborador habitual Ethan Miller (Howlin Rain, por cierto una banda de la que ya mismo hay que escribir algo) pretenden ni por asomo sacarlo de su zona de confort, porque precisamente es ese sitio amigable donde quieren encontrarse con nosotros y echar un rato.
El proyecto de la RCB fue ya presentado el año pasado con un disco homónimo con el que este de 2020 guarda no pocas similitudes: armonías clásicas, duelo de guitarras y teclados y un excelente trabajo de la sección rítmica, y en cuanto a la composición podemos encontrar en ambos trabajos, tanto canciones cortas y ‘cerradas’ (Only Lonely’, ‘Morning Light’) como otras -las mejores y más divertidas- más largas y abiertas a un desarrollo progresivo/psicodélico (el inmenso triplete final con ‘Reno Shuffle’, ‘Wee Hours’ y ‘Wildflowers’) con las que fácilmente y gracias a la banda te dejas llevar por carreteras que cruzan praderas con tonalidades agradablemente ácidas. Todo ello sin exagerar -lo cual es un mérito en el caso de Johnson- por aquello que dijimos antes de la zona segura.