John Craigie

No sé que opinará al respecto John Craigie, pero ser hijo de un general de las fuerzas aéreas norteamericanas ni tiene por qué ser necesariamente malo (seguro que se viaja mucho), ni tiene por qué marcar trágicamente tu infancia (a no ser que odies volar) ni tiene finalmente que ser esa-cosa-horrible por la que este pobre muchacho, según parece por lo que leo, tenga que estar pidiendo perdón (¿a quién?) todo el puñetero rato.

Es que parece que ser hijo de militar y ser guapo, buen músico, ingenioso y ¡gracioso! solo se disculpa si ello te ha provocado un horrible trauma que has solucionado con regulares episodios violentos, uno o dos periodos de depresión y severas adicciones -mínimo- al pegamento, pero, para disgusto de muchos, el bueno de John no arrastra trastorno alguno, lleva casi dos décadas sacando buenos discos (en una línea principalmente acústica entre los que hay hasta uno de versiones de Led Zeppelin) y este en concreto, que tristemente está pasando desapercibido, es realmente extraordinario.

El cambio más notable que se aprecia con respecto a sus discos anteriores (con alguna excepción) es el del sonido, porque haber pasado del formato acústico y (bastante) low-fi a grabar con banda completa en un buen estudio da densidad, profundidad, elasticidad, peso y potencia, todo eso que resume el término ‘valor añadido’. Y todo eso es lo que contiene en grandes cantidades este ‘Asterisk the Universe’, uno de los discos con más personalidad que haya salido este año en el universo de la ‘americana’.

‘Asterisk the Universe’ contiene cantidades ingentes de folk, bluegrass, soul, rhythm and blues e influencias de todos los grandes nombres de la música de raíces norteamericana de los últimos 60 años, pero sobre todo contiene frescura, suavidad, un pellizco de picante y una más que notable dosis de retranca beatnik que arranca en la voz de Craige y remata, como en las grandes canciones de Tom Waits, en los arreglos.

por El Poleo