Sigo sin tener claro si Hiss Golden Messenger es un proyecto solista, un dúo o una banda más bien discreta, solo sé que M.C. Taylor está a los mandos, que hace ahora lo mismo que en 2014 y que lo borda, así que por mí puede seguir con esta veta de americana elegante, reflexiva y de excelente calidad hasta que se jubile.
Como mucho de lo que está saliendo este año, ‘Quietly Blowing It’ es un disco pandémico, lo cual ya podemos ir asociando a producto musical generado en soledad y aislamiento, bien como melancólico depósito de pensamientos (ojalá no apocalípticos), bien como lancha salvavidas en medio del naufragio global y en el caso de Hiss Golden Messenger tenemos un poquito de cada palo, pero el resultado no puede ser más redondo: once canciones que son pura seda, tiempos medios casi hipnóticos y una disciplina de acero aplicada a la mesura, la delicadeza y la búsqueda de la belleza.
Si pudiéramos encontrar una nota distintiva en este disco respecto a los anteriores, nos atreveríamos a decir que es más dylaniano, quizá por el fraseo de la voz, pero, de todas formas y lejos de los posibles cambios o mínimas evoluciones, el gran valor de este disco reside en la reivindicación que Taylor hace de su ‘casa de música’ (que en pandemia coincidió lógicamente con su casa real), es decir ese espacio donde el artista, este artista, se siente cómodo, libre y, por tanto, feliz.