Lo bueno de tener una tradición musical que te rebosa las alforjas es que seas capaz de impedir que te paralice y no tengas reparo para hurgar en ella con goloseo hasta para -diría un integrista del country- sacar los pies del tiesto. Amanda Shires es una de las grandes voces actuales de la música tradicional norteamericana, forma parte del supergrupo country The Highwomen, tiene una notable carrera en solitario y su marido es Jason Isbell, un tótem andante de la americana, quien por cierto toca en media docena de temas de esta muy notable entrega de su esposa. Bueno, pues Amanda, en presencia de su media naranja, ha hecho un disco confesional y -se supone- terapéutico donde expone los conflictos y miserias de la vida en pareja de dos músicos famosos con carreras raramente confluyentes. Estas intimidades conyugales (que dejan de serlo si las cantas, claro) a nosotros, que estamos aquí por la música, deberían importarnos una higa si no fuera porque son ellas las causantes del cambio estilístico de la tejana, que es de lo que hemos venido a escribir.
‘Take It Like a Man’ es un disco poco country y bastante pop donde Amanda necesita pista donde desplegar sus sentimientos y para montar esa pista tira con una naturalidad pasmosa -ahí entran las alforjas de arriba- del soul de Memphis, del góspel y de la mejor corriente de pop-rock mainstream norteamericana, la de los setenta (Janis Ian, Joni Mitchell, Carol King, Judy Collins, Carly Simon, Stevie Nicks), a la que se suma como si siempre hubiera estado ahí para ofrecernos un autorretrato sentido y por momentos desgarrador, emotivo y generoso, muchas veces tan suave por fuera como punzante por dentro y siempre hermoso, exquisito y elegante. Una maravilla que, como todo lo bueno, necesita tiempo y dedicación.